La ortorexia es un término que
apareció por primera vez en 1997 de la mano del doctor Steve Bratman, que fue
miembro del movimiento de alimentos naturales de EEUU durante 25 años en los
que se dio cuenta que tenía una obsesión por la comida sana. La palabra
ortorexia está formada por “orthos” que significa correcto y “orexis” que
significa apetito. La suma hace referencia a la obsesión por comer sano. Es
considerado un cuadro obsesivo compulsivo por la extremada apetencia y
selección de alimentos considerados por el propio individuo como saludables.
En cuanto a la prevalencia, se
han publicado varios estudios en distintas poblaciones y colectivos. Según 1
artículo publicado en el 2007 y realizado en médicos internos residentes (MIR)
de Ankara, representa el 45,5% en aquellos preocupados por su estado
nutricional, que acuden ellos mismos a la compra, tienden a comer ensalada o
fruta en una comida principal y miran las etiquetas de los alimentos. Al cabo
de 3 años (2010), hicieron un estudio en un mismo colectivo de Erzurum, otra
región de Turquía, en el que también tuvieron en cuenta el trabajo y la
educación de sus padres y el hábito tabáquico. Observaron una prevalencia del
43,6% siendo mayor en hombres menores de 21 años, que fumaban un mayor número
de cigarros y con un IMC normal. La educación y trabajo de los padres no
influyó en los resultados. En cambio, se ha visto una prevalencia del 86% en
personas aficionadas a practicar yoga asociado a la práctica del
vegetarianismo. En Hungría se vio que afectaba al 74,2% de estudiantes y
profesionales de dietética, medicina, salud y otros. Había una mayor tendencia
de ortorexia cuanto mayor era la práctica de ejercicio, en aquellos que nunca
tomaban alcohol o seguían algún tipo de dieta o intentaban convencer a los
demás para unirse a sus hábitos.
Los factores desencadenantes
incluyen:
- El deseo de controlarlo todo.
- Una ilusión de obtener una seguridad total ya que suelen tener miedo a la muerte.
- Una negación de la realidad.
- La búsqueda de la espiritualidad a través de la cocina.
- La creación de una identidad.
- El miedo hacia los demás.
Acostumbran a ser personas que
evitan consumir alimentos que contienen o pueden contener colorantes,
pesticidas, herbicidas o estén modificados genéticamente, con grasa poco
saludables, exceso de sal o azúcar, etc. Comen alimentos ecológicos, orgánicos
o bio. No solo es lo que comen sino como lo comen y de qué manera lo preparan,
es decir, cortar la comida de una manera determinada o usar únicamente
utensilios de madera o de cerámica.
Son personas meticulosas,
ordenadas, muy exigentes consigo mismas y el resto y con
necesidad de autocuidado y protección. Tienen tendencia a socializar con gente
que siguen las mismas directrices.
Se diferencian varias fases:
- Piensan de forma detenida qué comerán ese día o los posteriores.
- Compran los alimentos de forma meticulosa.
- Preparan los alimentos con técnicas que no produzcan riesgos para la salud.
- Sensación de satisfacción, confort o culpabilidad según cumplimiento o no de las fases anteriores.
Existe un mayor riesgo en
mujeres, adolescentes y deportistas como los atletas o los culturistas.
Se manifiesta a través de una
disminución en la calidad de vida, dedicar un tiempo superior a 3 horas a
pensando en la dieta, desplazarse lejos para conseguir los alimentos que
consideran saludables, preocupación por la calidad de la comida, planificación
de la alimentación para los días posteriores, volverse muy estricto con el paso
del tiempo, una obsesión por la comida que conlleva una disminución de la vida
social o laboral, un incremento de la autoestima al hacer la dieta
correctamente, un sentimiento de superioridad por gente que no sigue su misma
filosofía, culpabilidad en caso de incumplir la dieta, no salir a comer fuera
de casa y un control total para comer adecuadamente. Puede conllevar una
malnutrición que comporta un mayor riesgo de infecciones, debilidad, hinchazón
aunque no es común ya que solo sucede en los casos más grave. Puede desencadenarse
una depresión y ansiedad crónica.
El tratamiento se inicia a partir
que la propia persona acepta que tiene una obsesión por la comida y está interesado
en curarse. Una vez lo ha asumido, hay que enseñarle a comer bien y sin obsesionarse.
Su alimentación debe cubrir sus necesidades de nutrientes mediante la variedad
de alimentos.
La recuperación es lenta, por lo
que la introducción de los alimentos ha de ser progresiva empezando por los más
saludables para evitar que se generen sentimientos de culpa. Hay que explicarle
en qué consiste una dieta equilibrada.
También es necesario recibir
tratamiento con psicoterapia para que reflexiones sobre los motivos que le han
llevado a esa situación y ayudarle en la búsqueda de nuevas conductas. En algunos
casos pueden requerir el uso de fármacos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario