lunes, 6 de junio de 2016

Positivismo y márqueting

La industria alimentaria emplea todo tipo de estrategias con el objetivo de vender los productos que elabora. Hay muchas personas que se rebanan los sesos a diario para diseñar el spot en función de a quién se dirigen. Por este motivo, quiero hablaros sobre determinados anuncios que me han llamado la atención. Considero que es importante que conozcáis cómo intentan influirnos. Primero de todo, conviene que sepáis que solo os hablaré de los que la población diana son los niños y las mujeres.




Empecemos por los más pequeños de la casa. Se encuentran en una edad en la que se dedican a imitar lo que ven. No son conscientes del porqué de las decisiones que toman. Se pasan el día pensando en pasárselo bomba, solos o con sus amigos. Disfrutan viendo los dibujos, sobre todo el fin de semana. Además, les encantan los colores vivos. ¿Y qué hacen las empresas? Incluir un juguete o que aparezcan sus  personajes o estrellas favoritos. Así es más fácil que acudan rápidamente a los padres para que se los compren. Estamos hablando de la bollería, las galletas, los postres lácteos, los cereales de desayuno y los dulces como el chocolate. Además, la mayoría de veces suelen estar avalados por alguna asociación. Vamos con algunos ejemplos. Todos sabemos que un croissant o una madalena deben consumirse ocasionalmente, ¿Y las galletas? Se consideran bollería como dijo Julio Basulto aquí. Se caracterizan por tener alta dosis de azúcar y grasas, especialmente saturadas y trans. Así que se les ocurrió darle forma de animalitos o de muñecos, por lo que los peques no pueden resistirse. También destacan la presencia de determinados nutrientes como vitaminas y minerales. Es importante destacar que por añadir un componente beneficioso a un producto insano no lo transforman en saludable. Por esta razón, hay que ser críticos y leer las etiquetas.

Continuamos por el feminismo. Vivimos en una sociedad en la que a las chicas se nos ha considerado inferiores en ciertos aspectos. Antiguamente, eran las que se encargaban de quedarse en casa y cuidar de las criaturas. A lo largo de los años, la lucha constante permitió abrirnos paso entre la sociedad y ocupar el lugar que nos merecemos. Aun así, se han creado todo tipo de estereotipos. Nos han hecho creer que existe un modelo perfecto, que ha generado que haya una cierta preocupación por el peso. Así que las marcas comerciales se les ha ocurrido la “brillante idea” de elaborar barritas y batidos sustitutivos de las comidas y han creado gamas de productos light y bajos en grasa. Piensan que consumiéndolos estaremos estupendas y nos veremos más guapas. Lo cierto es que no funciona ya que las excesivas cantidades de ingredientes superfluos producen el efecto contrario. Llegados a este punto, quisiera hacer referencia a la publicidad del pavo y las barritas. De los yogures, ya os hablé en este post. Dicen que hay que olvidarse del estrés y pasar un buen rato, que tenemos la capacidad de superar cualquier obstáculo que aparezca en el camino de la vida. Posiblemente, os sentiréis identificadas pero, ¿de verdad estáis dispuestas a pagar por un alimento nutricionalmente prejudicial para la salud? Personalmente, aunque estoy de acuerdo con esta filosofía vital, creo que es una forma de engañar. Y por último, está lo de colorear el envoltorio de color rosa ya que se ha asumido que nos encanta. Pues tengo que deciros que nunca me ha gustado.


En conclusión, cuando veáis algún anuncio en el que aparezca cualquier floritura de las que os he explicado, sospechad. No es más que puro márqueting. Aplicad el sentido común y si os pasáis por una tienda, fijaros bien en los ingredientes que contienen y la composición por 100g. De este modo, os daréis cuenta que todo lo que nos dicen es bueno. Y para terminar, un consejo: acudid al mercado, es dónde encontraréis las ofertas más sanas.            

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