Cuando tienes un problema, ¿qué
haces? Te desanimas y piensas que ya se solucionará o intentas resolverlo. Como
personas, tenemos el poder de elegir.
Eres tú mismo quién decide qué ponerte, aquello a lo que quieres dedicarte,
cómo divertirte, qué comprar, etc. Respecto a lo último mencionado, es
necesario matizarlo y este es el objetivo de esta entrada.
Antes de entrar en materia,
quisiera destacar que está dedicado especialmente al equipo de Nortesalud y de todas las compañeras
del curso que realizamos en Barcelona sobre Psiconutrición. Fue ver uno de los
anuncios de Casa Tarradellas y encenderse una alarma en mi mente. No podía
creerme lo que vi. Un par de días más tarde, vi otro similar y aluciné todavía
más.
Aprendiendo sobre psiconutrición y alimentación emocional
Ahora sí que si, vamos a empezar.
Es bien sabido que el acto de comer
genera placer. Además, se ha
relacionado con las emociones. Es lo que se conoce como comer emocional, es decir, recurrir a la comida cuando estamos
tristes o alegres. Tranquilos, todos en algún momento de nuestra vida lo hemos
experimentado. La problemática es en el momento en que forma parte de la
rutina. También es importante decir que los alimentos implicados son los procesados. Esto supone ingerir una
gran cantidad de calorías a base de azúcares, grasas y sal. Como consecuencia,
puede contribuir al aumento de peso, hipertensión y un mayor riesgo de
diabetes. Esto es debido a que son productos altamente palatables. Puede que nos generen bienestar momentáneo o a muy
corto plazo (unas horas) pero posteriormente puede aparecer un sentimiento de
culpa. ¿Se os ocurre cómo controlarlo? Tan sólo hay que pedir ayuda a algún
psicólogo que trabaje conjuntamente con el dietista y/o nutricionista.
Publicidad de alimentos ultraprocesados
Llegados a este punto, vamos a
estrategias de publicidad de ciertos productos. Empecemos por el que me ha
llevado a escribir el post. Os lo pongo a continuación:
Se trata de una adolescente que
regresa a casa llorando por qué el novio con el que había salido durante 3
semanas la deja por el whatsapp. Al cruzar el salón, se encuentra a su padre y
le explica la situación toda desconsolada. Él, al no saber qué hacer, se le
ocurre la “brillante” idea de calentar una pizza. Una vez hecha, se la ofrece y
es feliz. ¿De verdad os creéis que así va a sentirse mejor? Ni por asomo. Luego,
vi el siguiente de la misma marca, cuyo spot podéis verlo aquí:
En este caso, una chica espera a
que su hermano le traiga las llaves de casa para poder entrar ya que se las ha
olvidado. Justo en ese momento, aparece el vecino que está completamente
enamorado de ella. Tras preguntarle qué hace ahí parada y observarla durante un
rato, la invita a pasar y disfrutar de una pizza juntos. No considero que sea
la mejor manera de desmotarle que la quiere. Y digo yo, ¿por qué no la invitas
a visitar un lugar que no conozca? O escribirle un poema, dedicarle una
canción, hacer una escapada por la montaña, iros al cine o al teatro, regálale un ramo de rosas, etc. Existen mil maneras de
demostrar cuánto aprecias a alguien. Y
esto me recuerda que en las películas cuando a la protagonista tiene un mal
día, devora un bote de helado. Es como muy americano hacerlo.
Finalmente, opino que utilizar
este método para aumentar las ventas no parece adecuado. Lo único que se consigue
es fomentar unos malos hábitos alimentarios con las consecuencias que
conllevan. Así que intentar no dejaros influenciar por los medios y los
mensajes que dan ya que suelen ocultar información o alterar la percepción
mental que tenemos. Si queréis saber más, leeros el artículo que publicó Cristina Andrades.
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