Mostrando entradas con la etiqueta #postres. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta #postres. Mostrar todas las entradas

jueves, 13 de octubre de 2016

Postres que aparentan ser sanos





Esto no es más que una llamada de alerta a los fanáticos del dulce y promotores en revistas, blogs y programas de televisión. Como apasionada de la cocina que soy y la profesión por la cual dejaría todo, estoy cansada de ver titulares de: Postres bajos en calorías que apenas engordan o repostería más sana. Que yo nunca he sido sabores muy pronunciados pero al leer tales mensajes, se me saltan las lágrimas, aunque no de la emoción. Tan solo con echar un ojo a los ingredientes ya se intuye que no son lo que parecen. Ahora os lo cuento.

Todo el mundo sabe que el azúcar engorda y que si te tomas un pastel o un croissant, todavía más. Pero claro, la cultura gastronómica que tenemos está basada en lo tradicional y casero, por lo que la repostería no puede faltar. Claro que se pueden comer en alguna ocasión pero no de por vida y a todas horas. Sabemos también que los diabéticos no pueden abusar de tal componente. Por eso, se descubrieron los edulcorantes como la sacarina, el aspartamo (uy, ¡qué miedo!), hará unos añitos la stevia y detrás el jarabe de arce, el sirope de maíz y ya por último, el azúcar de coco. Claro que sí, todo muy natural. Y como dicen que son sanos, a utilizarlos como si nada. Pues, perdonad que os agüe la fiesta, siguen siendo hidratos de carbono simples. Así que el riesgo de obesidad sigue aumentando. ¿Por qué los consumimos? El motivo principal es que estamos rodeados de alimentos ultramegaprocesados y claro quién se resiste. Otro aspecto a destacar es que también existe la costumbre que todas las comidas principales deben acabarse con un buen postre o el famoso refrán de “a nadie le amarga un dulce”. O lo de si luego lo quemo en el gimnasio o corriendo.

miércoles, 24 de febrero de 2016

¿Puede un postre ser saludable? ¿Y la repostería casera?

He decidido hacer este post porque últimamente se ha puesto de moda tunear los postres y dulces para que sean más saludables, o como dirían los deportistas, más fit. ¿Y cuál es la tendencia de la población? Consumirlos frecuentemente pensando que son lo mejor del mundo. Suelen asociar lo casero con lo sano y en realidad, no tiene porqué.

Todos estamos de acuerdo en que la bollería y repostería industrial están cargadas de azúcar y grasas, sobretodo saturadas, por lo que son una bomba calórica. Por este motivo, se recomienda que su consumo sea muy ocasional o nulo ya que favorecen el aumento de peso y el riesgo de desarrollar diabetes e incluso aumentar los niveles de colesterol y/o triglicéridos en sangre. Y es que la calidad tampoco es para lanzar cohetes ya que en la industria se utilizan ingredientes como harina refinada, azúcar, aceite vegetal que acostumbra a ser de palma y mantequilla. ¿Y qué pasa con las recetas caseras? Pues, que el valor nutricional sigue siendo similar, tal como podéis comprobar en este post de Lucía Martínez dónde nos muestra la competición entre la repostería industrial y casera (magadalenas, galletas y flanes). Su conclusión es clara: el único factor que podemos modificar es la calidad. ¿Y cómo lo hacemos? Bien fácil. Usar aceite de oliva, harina integral, se puede evitar usar huevo (opcional), frutos secos, fruta desecada o fruta fresca y cacao o harina de algarroba en sustitución al chocolate. De esta manera, no es necesario poner tanta azúcar e incluso, se puede evitar usarla. Eso sí, al usar cacao poned fruta desecada como dátiles, pasas o orejones ya que disminuirán el sabor amargo. También se puede poner canela, zumo o ralladura de limón o naranja.